Rodrigues-Moura, EnriqueEnriqueRodrigues-Moura0000-0002-7204-01972023-05-102023-05-1020230020-4536https://fis.uni-bamberg.de/handle/uniba/59375Los poemarios «Ceniza son los días» (2011) y «Ultima necat» (2012) de Manuel Álvarez Ortega (1923-2014) estructuran su significado a partir de referencias intertextuales occidentales harto conocidas por el público lector: el paso del tiempo que acelera la decadencia del cuerpo y la vida observada como un peregrinar incierto hacia un destino que todo lo olvida. Por un lado, las reminiscencias culturales tienen un corte antropológico simple: el abajo y el final de algo se connotan de forma negativa, mientras que lo superior y el arranque de algo se presentan como espacios o momentos promisores. Y por otro, al tiempo que una raigambre greco-latina permea todos los versos, un poso judeo-cristiano se revela página a página, algo quizás inevitable por la ubicación geográfica y el tiempo histórico en que fueron escritos. No obstante, y ciertamente interesante, el sedimento de las referencias bíblicas parece reducido a lo mínimo y, aun así, siempre carente de magia, espiritualidad o vocación teológica. Y a pesar de esta fuerza intermedial en la que se asienta la posible intercomprensión de estos poemas, los versos construyen una razonablemente abstracta armazón narrativa para iluminar algún significado nuevo, diferente, y, sobre todo, propio. Los poemas se levantan sobre sí mismos, construyendo su propia teodicea, y quizás acaben pereciendo sin dar pie a que otras narrativas u otros versos les den continuidad y diálogo. Estos dos libros de Álvarez Ortega abrirían una senda de riesgo que los haría agotarse en su propia mismidad poética. Las líneas que siguen pretenden explicar esta interpretación.spaManuel Álvarez OrtegaPoesía española contemporáneaNeobarrocoNaufragioModernidadPosmodernidad860Poética última de Manuel Álvarez Ortegaarticlehttps://www.insula.es/ver-revista/76427